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498 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS YII. La Parroquia tle Nueva Pomprya l\1ientras la elocuencia de los hechos demostraba el espíritu de apostolado y de sacrificio, que renovaba pau– latinamente el aspecto de las cosas en N. Pompeya, el P. Mariano luchaba cada día por conciliar voluntade_s hostiles á la obra emprendida. No es fácil contar la-s desazones y las repulsas que tuvo que devorar; ni tampoco los centenares de pesos, que tuvo que pagar por cuentas pendientes, sin indagar más si eran perso– nales del señor Broggi ó del santuario. Pero el decoro de la Orden, á una con la_justicia, pedían que el mal acon– sejado sacerdote hiciera efectiva siquiera la pequeña parte en que le gravaba la sentencia del tribunal ecle– siástico, que ya conocemos. Con los 4,058 pesos de que se reconoció deudor, podría hacerse alguna obra en la iglesia apenas blanqueada, desnuda de altares y de otros adornos que exigía su estilo arquitectónico. Por esta razón el R. P. Mariano de San Isidro deter– minó llevar de nuevo la causa ante el tribunal sentencia– dor, pidiendo que se le hiciera justicia, y se obligara á Broggi á saldar sus cuentas y á entregar las preciosas alhajas que guardaba en su poder. No le movía el espí– ritu de venganza, ni el interés del dinero; pedía la justi– cia legal y la vindicación del honor del hábito que vestía , y no fué en vano su demanda. Citado el señor Broggi por tres veces á comparecer, y no habiéndolo hecho, recayó contra él sentencia condenatoria, á fines ele Enero de I 90 3. A usentóse de Buenos Aires; luego de la archidiócesis, más tarde de la provincia; sin poder hacer asiento en parte alguna, como si la justicia de Dios lo persiguiera en todas.
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