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+f6 llIISIO !'l lsfi DE l < S PP. CAPUCHINOS cías, que pusieron su honor en tela de juicio y les obli– garon á acudir por fin al tribunal eclesiásti co, para que dictara una sentenci1. definitiva. Mas, á la marcada re– pugnancia que Mons. D11prat manifestó siemprf' para solucionar judicialmente aquel odioso negocio, se añadía el estado provisional en que se encontraba el gobierno de la archidiócesis vacante, y para la cual había sido nombrado en 24 de Agosto de 1900 el Iltmo. señor cloc• tor don l\1ariano Antonio Espinosa, obispo de La Plata. Parecía pues prudente esperará que tomara posesión de su cargo, y entre tanto dar lugar á un arreglo ex-trajudicial. Llegó finalmente el día 1 8 de Noviembre, en que el nue vo Arzobispo comenzó sus sagradas funciones, y el mismo Mons. Luis Duprat fué reelegido vicario general. Pasa– dos los primeros días, el Iltmo. señor Espinosa se ocupó con preferencia del asunto de N. Pompeya, y, de acuer– do con los interesados, se nombraron dos arquitectos, que dieron informe j:.:dicial sobre el importe de los edificios construídos y en construcción. Detenido y concienzudo fué el examen que ambos efectuaron, en virtud del cual, presentaron unánimes sus informes, don– de avaluaban los gastos que, á su juicio, se habían hecho en las obras. El señor Broggi aceptó el informe pericial; no así el P. José de Génova quien nombró en discordia otros dos peritos, los cuales volvieron á revisarlo todo, y dieron un cálculo algo diferente del de los primeros. El Tribunal , presidido por F.I fiscal eclesiástico señor Arrache, tomó en cuenta ambos informes, y dictó sen– tencia el día 30 de Enero de 1901, de la cual protes– tó en el acto el M. R . P. José de G énova ( r ). (1) Archivo de N. Pompeya fDocumentos del Arzobispado,.

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