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NUEVA P OilIPEYá 1Sr.!5-1911 485 tancias del P. José de Génova, quien aseguró al Sr. Vicario que, para llegar á un acuerdo definitivo, se com– prometía desde luego á pagar todas las cuentas que en adelc1.nte se presentaran, siendo por encargos en favor del santuario, hechos con conocimiento de los Padres, Celebróse, pues, con solemne pompá religiosa la ben– dición y apertura al culto público de la iglesia de Nueva Pompeya, el día 29 de Junio del afio 1900, oficiando el Exmo. é Iltmo. sefior Internuncio Apostólico Mons. Sa:– batucci. Uno ele los invitados á la fiesta religiosa y al modesto banquete, que después se siguió, fu<:: el señor Darío Broggi, á qui en los Padres facilitaron ocasión tan propicia para llegar á un amistoso acuerdo, y que él Dceptó agradecido, al parecer, reconociéndose deu– dor de 3,8 ro pesos argentinos con r 6 centavos, di– ferencia entre sus cuentas y las del P. Damián. Que– daba todavía en pie la escabrosa cuesti ón de los en– cargos hechos, según él, á Europa, para el santuario y para la capil la del Nifio Jesús de Praga, y pagados por limosnas especiales, pero que no aparecían en libro al– guno, lo mismo que los objetos comprados con ellas, fuera de seis vidrieras de Munich para los grandes ven– tanales de la iglesia. Este punto, y el destino dado á las preciosas alhajas regaladas á la Virgen por respetables sefioras, era la incógni ta, para cuya solución jamás pu– dieron obtenerse de Brogg i da tos satisfactorios. No obs– tante, en esta incógnita andaba envuelto el buen nombre de la Orden Religiosa sobre la cual cargaba la obliga– ción de ejecutar obras pagadas con usura por los bien– hechores. Ya lo vimos arriba: dado en falso el primer paso, los Capuchinos se vieron envueltos en todas sus consecuen-

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