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474 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS Pues bien: cuando apenas había madurado el primer proyecto de capilla en el Bañado Flores, y poco antes de la colocación de la primera piedra, una distinguida señora de Buenos Aires, llamada Adela de Heimendolf, que accidentalmente se encontraba en la capital del Uru– guay , tu vo ocasión de conocer á los Padres que, en su magnífica igl esia de San Antonio, mantenían un culto espléndido y desarrollaban intensa actividad religiosa . Prendada la señora del celo y virtudes de los capuchinos genoveses , pensó qu e sería una bendición de Dios si se establecieran en la metrópoli argentina, tan necesitada de obreros evangélicos; y aguijoneada por este deseo es– cribió á la señora Isabel de Elortondo: r espetable amiga suya, comunicándol e su propósito. Era esta señora pre– sidenta del Consejo General de las Conferencias de Buenos Aires, y conocía por lo mismo el proyecto del señor Broggi, á quien, en uni ón con la señora de Ayerza, insinuaron la idea de entregar la proyectada capilla á Religiosos, tan bien recomendado!'l. Tal fu é el camino que eligió la divina Providencia para que nuestra Orden capuchina transbordara el Plata y se instalara en la A rgentina. El Sr. Broggi aceptó sin va– cilar la idea expuesta: no tenemos motivos suficientes , ni dato alguno histórico para recelar de su sin::eridad en aquella época de acti vidad y de optimismo en que se mecía su ardoroso espíritu ; aunque, las proporciones co – losales que ya meditaba dar á su obra y el aparato con que la vimos inaugurada, indican su propósito de figu– rar siempre al frent e de ]a<; edificaciones hasta realizár, sus planes. , Escribió pues , en nombre de la Comisión de señoras al R. P. Alipio de Alba, supe ri or del convento de Mon -

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