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4G6 JlllSTONB:'l DE 1.08 PP. C'APUC'H.fNOS Roca, y que indicaremos someramente para que nues– tros lectores vean la susceptibilidad, pueril á veces, de que adolecen ciertos hombres <le Estado excesivamente celosos de su soberanía, cuando en su camino encuen - tran los derechos divinos de la Iglesia sobre las concien – cias católicas. El 14 de Octubre del año r 884, el Delegado Apos– tólico Mons. Luis Matera recibió los pasaportes del Sr. Roca, quien rompía de hecho sus relaciones con el Vati– cano . .. ¿por quér sencillamente: unos profesores de la escuela normal de Córdoba habían consultado al repre– sentante del Papa en la Argentina si podrían estar tran– quilos en conciencia con las leyes vigentes sobre la su– presión ele la asignatura de religión en las escuelas. Mons. Luis Matera les respondió que expusieran sus deseos y reparos al Sr. Ministro del ramo ; lo cual bastó para que el Gobierno se diese por ofendido, viendo en la respuesta del Sr. Delegado Apostólico , una intromi– sión extraña á sus funciones. Comenzaron las notas, las explicaciones , y la tirantez de relaciones que por fin ... se rompieron, retirándose la representación diplomática del Papa en la Argentina y de ésta en Roma. Por fútil que parezca el motivo de tan grave inciden– te, no pudieron reanudarse las amistades interrumpidas hasta el afi.o r 900, durante la segunda presidencia del mismo sefior R oca. YI. Fisonomía lle! pueblo argentino La impresión más saliente del que estudia la Repúbli– ca del Plata en el grado de prosperidad qu e ha adqui-

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