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l,A HEPL'HT.lC'i\ AHC:E'iTJSA elotes presentes fueron más favorables , en su mayor par– te, al movimi ento insurge nt e, aunqLJe no votaron la in – dependencia absoluta , que por lo demás , no se propuso en la fórmula discutida. Cuand o se comunicó á las pro– Yincias el resultado el e la asambl ea , el Iltmo. Sr. Obispo ele Córdoba don Rodrigo Ant oni o de Orellana, y don Nicolás Videla del Pin o, Ob ispo de Salta, siguieron la misma condLJcta que e l Sr. Lue; hici e ro n manifestacio – nes ele patriotismo y de simpatía con las reclamaciones del Cabildo, pero sin vi o lar su co nc iencia, grabada con la fidelidad al Rey, ni aprobar los móviles sectarios, que ocultamente instigaban a los hombres ele la Patria. De estos, como de (fHiggins en Chile , se puede decir, qLJe eran profundamente cristian os: g LJe no intentaban nada contra la Iglesia cat ólica ; pero que, inconsciente– mente, olJedecían á la consigna ele la masonería, que con sus logias patrióticas ganó el rnra zón magnánimo de aquellos guerrerns , defensore~ de la libe rtad y de la so • beranía ele su puebl o . No acertaron á separar su patrio– tismo de las id eas subYersivas incubadas po r la reyo]ución francesa: y sin prete nderl o , las echaban en el cimiento de su nacionalidad , tan h eroicame nte conquistada . En el mismo Cabildo del 2 r ele .Mayo de 1 SI o se dejó oír la autorizada voz del fiscal ciYil Sr. Villota quien defen– diendo solapadamente la patria y el Rey , humilló al vir– tuoso prelado Sr. Lue, y se mostró "d ig .10 eslabón entre el lib eralismo europeo y el criollo >, ( , ). El mismo cl ero adicto sin restricciones á la causa del pueblo, confundió lastimosamente la independencia polí– tica con la sumisi ón sagrada á la Iglesia , completamente (1) Idem. I bídem p. l::i.