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-!5G ;llISIONJ,S DE 1,0S PP. C.\ PUCHINOS (1897); Santiago del Estero e n r907; y en r 9 10. las de Catamarca y Corrientes. Existen además vicariatos foráneos 1:n Rioja, ~·[e n– doza, San Luis y Pampa; y algunos vicariatos apostóli– cos en lugares de misiones, que con el tiempo formarán nuevas diócesis, mientras por el momento trabajan con celo en la difusi ón del EYangelio los respecti\·os obispos y vicarios, secundad os por el clero á cuya labor apostó – lica coope ran las Ordenes religiosas en las 343 Parro– quias y I ro vice-Parroquias , que fo rman el organismo de la Iglesia argen tin a, sosten iendo muy Aorecientes sus misiones en tre fieles é infieles. Y. Relaciones entre la Iglesia r el Estarlo El movimie11to popular que conmovió tan profunda– men teren 181 o el orden de cosas establecido., y r¡ue dió el triunfo á la revoluci ón contra el poder de Espafia en sus colonias, envolvió necesariamente al clero secular y re– gular con los tres obispos que á la sa zó n gobernaban las Sedes de Buenos Aires, Córdoba y Salta. La Iglesia se vió en la precisión ele pronunciarse por uno de los bandos; y cuando la Junta revoluci onaria declaró Ca blldo ab,úto el día 2 r de Mayo, el clero se encontraba repre– sentado en la asamblea popular por 26 sacerdotes y re– ligiosos y por el Iltmo. Sr. Dr. don Benito Lue, obispo de Buenos Aires . Había llegado la hora de vo tar, y el benemérito Prelado lo hizo con dignidad y entereza, apro– bando en parte las exigencias populares contra el virrey Cisneros, pero manteniendo su lealtad á la lVIonarquía, sin perjuicio de su acendrado patriotismo (1). Los sacer- (1) «El clero CMtólico en la Independencia», por Mons. A~u-tín I'i aggio (Buenos Aires Hlll ) c. l. p. 13 y si¡r.

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