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454 llllSION}~S DE LOS PP. CA PUCHINOS cisco, establecidos ya de antiguo en Buenos Aires, ini– ciaron en Uruguay baj o la dirección del célebre Padre Bernardino Guzmán en el año 1624 (r). Estas noticias tienen un poderoso comprobante en una obra poco conocida, pero de innegable autoridad, por ser contemporánea de los hechos que relata (2). En ella encon tramos, que la provincia argentina de Francis– canos se dividió en dos en el año I 6 r 2; la de la Asunción del Paraguay y Río de la Plata, y la de Tucumán. Muy floreciente debía de estar á la sazón la Orden Francisca– na en el país, cuando á los treinta y nueve años de haber llegado con Ortiz de Zárate á la capital de la Goberna– ción, pudieron formar dos Provincias misioneras, en cuya base encontramos la predicación del celebérrimo misio– nero del Perú S. Francisco Solano, el r.ual, según testi – monio del mismo P. Córdoba, predicó en Tucumán y Paraguay en I 580. La división ele la Pro\·incia religiosa argentina aconte– ció precisamente en los mismos afias en que la historia nos refiere Ja separación de la Gobernación colonial del Pla ta, como entidad política distinta ele la del Paraguay, iniciada en r 5 1 2 ante el Consejo de Indias, y otorgada en 1615 (3). Sea pues lo que fuere de la prioridad cronológica, pa– rece indiscutible que en la Argentina lo mismo que en Chile, los Franciscanos y Jesuitas fueron los que, con (1·1 Idcm, ibidem. T. J, lib. IU, pág. 34H. (2) «Crónica ele la Religiosísima Provincia de lus XII apóstoles del Perú», por el P. Fr. Diego de Córdoba y Salinas. En Lima 1651. (3) P. l'acifico Otero O. F. l\1. «La Orden Franciscana en el lTruguap . Cnp. I, p.ig . 3, (Tluenos Aires rno: ).
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