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J.A HEP UB J.JCA bllGENTINA 447 contra el común enemigo , surgen las rencillas, rivalida– des militares y ambiciones, que degeneran en tumultos, sediciones y guerras civiles. . En la República Argentina, surgió desde luego la ani– mosidad entre los habitantes <le la. capital del fenecido Virreinato y lÓs de las Provincias; aquellos, llamados unitarios, muy ·acostumbrados á la vicia europea y al fa. voritismo y privilegios de clase influyente: y éstos, Üa– maclosfedera!es, en su mayor parte gauchos, poco con– formes con las pretensiones de los primeros y aspirando á la igualdad. Estas luchas intestinas,. hábilmente apro– vechaclas por los rea!út,is, estuvieron á punto de hacer fracasar el triunfo de los patriotas: el ilustre generdl Bel– grano sufrió se ri os descalabros en sus contiendas con las tropas leales á España; la banda oriental del río de la Plata preparó su independencia, lo mismo que el Paraguay y el alto Perú, que se desmembraron pronto del terri– torio del Virreinato: y gracias al genio militar y práctico del insigne guerrero don José San Martín, se operó sa– ludable reacción, se afirmó la independe ncia en 181 6 y pudo formarse un brillante ejército libertador, que lleva– ra la guerra á Chile y al Perú , dividi e ndo, con tá..:tica ad– mirable, las pocas fuerzas ele que disponía España. En el mismo año 18 I 6, g racias á la buena inteligencia de los dos caudillos, Rodríguez, federal, y Rivaclavia uni– tario, pudo .reunirse en Tucumá n la primera Asambl ea Constituyente , donde se proclamó , la independencia de las Provincias unidas cle la América del Sur »; y el 2 5 de Mayo de r 820 juraban tocias la primera Constitució n del Estado argentino. En r 826 renacieron de nuevo las dis– cordias por la nueva Constitución que di ctó Rivadavia, y en la que se favorecía á la capital con detrimento de

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