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440 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS calurosos y pesados, son los que provocan las lluvias, casi siempre torrenciales é irregulares: el viento sud– oeste, llam:1.do pampero, impetuoso, seco y fresco, es el te · rror de los navegantes del río de la Plata: se presenta de ordinario con una violencia inaudita, adquirida en el extenso terreno llano y desnudo que se llama La Pampa, y hace zozobrar las embarcaciones, aún las de gran cala– do. La zona del interior es más extremada tanto en el frío como en el calor; el mismo viento norte es más cálido y sofocante, y muy temido de los naturales, quienes le lla– man zonda: es como el simún africano. Por fin, la zona an– dina comprende las provincias situadas en las faldas de la cordillera, donde el clima varía según la latitud, desde la zona intertropical hasta la región fueguina del sur : son en ella muy frecuentes y bruscos los cambios de tempe– ratura; pero la nieve que corona las montañas, descien– de rarísima vez á la llanura. Aparte de otras grandezas que la naturaleza, esplén– dida y rica ostenta en la Argentina, llaman particular– mente la atención del viajero las pampas, llanuras in– mensas donde se pierde fatigada la vista. La pampa propiamente dicha se extiende desde el río Sal:: i.do del norte al macizo de montañas de la provincia de Córdoba y el río Colorado; pero existen otras grandes llanuras como las del Chaco, la llamada Mesopotamia, la Gran Salina y la llanura Interior. Solamente las pampas de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe reciben un cultivo relativamente extenso, y ofrecen á la vista gran– dios?s campos de trigo , maíz y lino: d<:> trecho en tre– cho pueden descansar los ojos en pequeñas arboledas, pueblos y colonias de agricultores; pero aun así, la pam– pa es monótona, triste y solitaria con una soledad que

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