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43~ Dl!SIONM! DE LUS PP . C,\1:'UCIIl:--'O:; blica. Cada tanda comprende trescientos, quinientos y hasta ochocientos hombres del pueblo, obreros de fá. bricas, campesinos y jornaleros de oficios y obras pú · blicas , los cuales, por la insignificante suma de S 6 chilenos, reciben un boleto de ejerdcios con el cual son admitidos en la casa durante diez días, atendidos en lo material por la administración diocesana ó parroquial, y en lo espiritual por el capellán y misioneros que dirigen los ejercicios. En estas ocasiones es ,:uando el hombre del pueblo manifiesta cuanta fe atesora en su alma, y cuanto cieno la mancha, impidiendo que aparezca en su conducta fa– miliar y social. Es 1111 remedio extr.:.ordinario al cual se acogen ellos mi sinos convencidos de su debilidad moral ; y con frecuencia, es remedio impuesto , poco menos que por fper.za , por sus mujeres, sus madres ó su familia, víct~as _d~ sus ·habituales ¿esvaríos , originados general- , ' . . . mente ele la borrachera. Aun á la casa ele ejercicios lle- gan con frecuencia completamente bebidos, con tomaura como ellos dicen, afiadiendo que, como entran con pro– pósito de no tomar más, quieren despedirse de sus re-– rno!z'endas con una buena cogida . No es raro el caso, ele que sus mismos amigos y parientes los induzcan á ello, para llevarlos más fácilmente á ejercicios ; pues el hombre chileno cuando está embriagado mani~esta instintiva y significativa afición á las cosas religiosas. Por esta razón, y por lo rutinario que á veces apa– rece en el obrero el deseo de enmendarse, dudan mu– chos de la eficacia de los ejercicios para su completa rehabilitación; la reincidencia en las antiguas borrache– ras y despilfarros parece darles la razó n. Pero admi– tiendo nosotros los hechos, creemos, que, dada la idio-

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