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38-l JIIISIONES DE LOS PP. C.\PUOHINOS modernos gobernantes de países civilizados, empeñados en oficiar ele pontífices, y en tirani zar las conciencias!! . .. El Sér Supremo, á quien los araucanos adoran no puede precisarse bien por lo que ellos dicen, pues no tienen ideas -fijas sobre su naturaleza. Lo conciben como pastor en forma ele hombre, pero más sutil: no se elevan al concepto de la espiritualidad. Le llaman Rey padre, R eina-Anciana, m1dre: unas veces le dicen reve– rentes: tú 1tos has eng-endrado» y otras «tlÍ nos /tq,s pando ». De modo que no saben de qu é sexo es su dios; ó quizá esto indica la idea trascendental, pern vaga, que tienen de él. También conciben en confuso su eternidad; y por eso le llaman anciano, andana. Cuando lo invocan lo suponen habitante ele algún lugar superior á la tierra; y así le llaman T-T'emt R i!J' fúr!ta TT'emt Rey Kuske; -~s decir, Rey anáano, Rúna ancúrna de !as alturas ( 1 ) . Por estas ligeras indicaci ones se cornpri:nde que el sa– bio capuchino ele Baviera ha penetrado más que sus predecesores en las ideas de los araucanos: así es como ha podido comprobar con precisión algunas. ideas mo– rales que arguyen en estos salvajes el conocimiento de la ley natural, tal cual Dios la esculpió en todo ser racional; de modo que cuando el misionero católico les habla de los preceptos del D ecálogo , sobre todo de los negativos, !os indios no muestran ex trai'i eza alguna, antes recono– cen en sí mismos algo q11e protesta del mal que hacen , y los arguye en nombre de un S ér Supe rior, á quien adoran. Sobre el sujeto que les in spira ! em!Jr u!tralerreno ha– ce nuestro P. F él ix algunas ob:;ervaciones resp e.c_to de lo (1) Lecturas. Apón !ice. p. 227.

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