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E:-T LA ARAUCA.NÍA l óS!)-1910 3~1 Dejamos al lector deducir de aquí las consideraciones morales y apologéticas en favur de la rehabilitación que obra el Cristianismo en la mujer ele cualquiu nación donde la encuentra salvaje ó . .. degradada. Esta conclusión nos introduce de lleno en la etnolo– gía del pueblo araucano , sobre la cml debemos tam– bién al R. P. Félix de Au_:;11·,ta importantes relaciones , recopiladas en otra obra literaria, que él modesta– mente ha intitulado « LecturasAra1tca1tas » ( r ). El propó– sito del autor, manifestado en el Prólogo es ofrecer á los mision_eros un manual de lectura donde practiquen el aprendizaje del idioma; pero nosotros creemos que, ade– más de este fin inmediato, el sabio capuchino ha conse– guido ilustrar grandemente las intimidades misteriosas de los araucanos presentes y pasados. Porque, en efecto, las Lecturas ofrecen variados y abundantes cuadros de colorido típico, donde se traslucen ideas, costumbres, sen timientos , fiestas y religión de los indígenas, no en síntesis abstractas, sino mediante copia auténtica 0 de conversaciones, ora-:iones, himnos y parlamentos toma– dos de sus mismos labios; ayudándose e:1 esta difícil tarea de la ~nmensa popularidad que en toda la región ·de los indios goza el célebre P. Sigifredo, quien ha coll'– seguidó revelaciones, que no se ·consiguen de los naturales sino en la confi111za más íntim1, conquistada por el mi– sion.ero á fuerza de tiem¡fo y de abnegación en favor de ellas. Por eso, junto á los textos que per.,;onalmente pudo recoger el autor en las reducciones de \Vapi ; ha editado una nutrida colecci ó:1 de otros mu chos, facilita- -:• ~ (1) "Lec tura5 Arauca na,." \\lluivia. Impr-:!nta ele la · Prefec tura, 1910 . -