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EN LA ARA UCANÍA 188~J-1910 375 pocas las familias que no están radicadas . Los indios, en general, se muestran satisfechos, por el mo.mento, con las tierras que se les señalan; pero no faltan ve– cinos interesados y desleales, que los incitan á quejarse y clamar de nuevo, para que en el litigio pierdan lo que tenían, y quede todo en manos de colonos sin entrañas. De modo que la tradicional dificultad para la conversión de los araucanos subsiste siempre; preocupados de su por– venir económico, no se cuidan de intereses más elevados. EL C.!CIQUR DE RIO BUENO, Á LA EDAD DE 114 AÑOS, VISITANDO LA ÍlfJSIÓN Para conclusión de este asunto nos per– mitin·mos consignar aquí un hecho muy reciente, referido á nosotros por el R. P. Filiberto de Grossen– ried. A fines de Enero del presente año (mil 9 1 1), aprovechando el estío, salió dicho Padre, como de cos– tumLre, á sus corre– rías apostólicas por el territorio de la Mi- sión de Río Bueno, de la cual es coadjutor. Internándose por el sur hacia el lago Ranco, se estableció en la capilla misional que allí tienen los Padres para aten– der por ocho ó quince días todas las necesidades de los in– dígenas: pero , ... ¿cuál no sería su sorpresa, al saber que toda la tribu que ocupábá aquellos contornos había emi-

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