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EN U ARAUCANÍA 1?89-1910 361- la semana: este es un vicio capital, contra el cual deben luchar los misioneros, para acostumbrarlos á la vida de tal! er, y enseñarles á bastarse á sí mismos y aun á com– petir con sus mismos explotadores . Por lo cual, no es extraf'ío que en este particular se proceda muy lenta– mente, ni que el res11ltado práctico se haga esperar mu– chos años: además ele que no á todos los misioneros, aun siendo celosos, se les puede exigir el talento de or– ganización que estas empresas suponen, con los recursos pecuniarios y otras circunstancias exteriores, que no siem– pre concurren. Con todo, sabemos que los capuchinos bávaros trabajan con tesón por vencer los obstáculos y mejorar cuanto sea posible la condición civil de los indí– genas. En este particular es digno de especial mención el R. P. Leonardo de Bamberg, fundador de los talleres, hoy florecientes, en la Misión de Padre Las-Casas, erigi– da en r 902, con una parte del territorio de la Misión de Boroa en las márgenes del río Cautín y á dos kilómetros de la ciudad de Temuco, edificada en la orilla norte de dicho río. El laborioso P . Jerónimo, sucesor del P. Leonardo, le– gró levantar en I 905 una hermosa iglesia y casas misio- 11ales con espacioso local para escuelas de niños, quienes, después de aprender las primeras letras, entran en el aprendizaje del oficio de carpintería ó de sastrería ( r), (1) Ar,alt,c ta Orclinis. T. XXII, pig. 17.G- l';'S. Se ensayó dura11te dos aüo:; un tall er ele zapatería; pero no dió resultado alguno. Sin d uela lo:; i ndio:; no corn prernlen i11 1 arle ,_i n el eual andan ellos verfectamente :,; us ~bperos ean1iu o:,; , c:alzadu3 eon ojota:;, (simpl es :melas amarradas con tira::; de eu eru), y pur lu colllún , eornpleta– me ute descalzo:;, en todo tiempo y estación del año.

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