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356 llllSIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS tura de la pedagogía más adelantada, y en sus casas al– bergan lo más selecto de la sociedad. Tal es el origen de la benemérita Congregación venida á Chile por gestiones del R. P. Burcardo. Estableciéronse, pues, las primeras Hermanas en el colegio de Río Bueno, fundado por la se• ñora Goicolea, la cual cedió i.ma parte de los muebles y el inmueble á la R. M. Cárola Hardegger ( 1 ). Puesto así el fundamento de la Congregación en Chi– le con la casa matriz de Río Bueno, en r 90 r, encontra– mos ú las celosas Hermanas en r 9c5 en su vida de ex– pansión, regentando un colegio de niños pequeños, y en 1906 otr? de niñas en la Misión de Bajo Imp~rial, en hermosos edificios levantados . á expensas de_la Prefec– tura Apostólica, la cual, según contrato con la Congre– gación de la Santa Cruz, mantenía y mantiene los mapu– c!titos internos de ambos sexos, pagando á las Hermanas una cuota anual por cada uno. En 1907 abrieron un internado aparte para señoritas ó niña,s chilenas. En r 906 tenían ya en las mismas condi– ciones, otro colegio de mapuc!zitas en Quilacahuín; en I 907 en Vilb Rica; en r 9 ro otro colegio en San Juan de la C~sta; en 19 r r erigieron la escuela misional de internos en la misión de Pelchuquín y en la de San Pablo. En es te mismo afio cinco jóvenes religiosas se some– tieron á examen el e competencia pedagógica ante una comisión nornbrada por el Gobi e rno, con tan espléndidos resultados, que ha quedado acreditado el nombre de la Institución, supuesto que las jóvenes fueron educadas en (1) La Congrrgació n de Hermanas de la S. Cruz se obligó a paga r una pensión Yitalicia á la señora donante.
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