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354 IIJI SIONES D E LOS PP. C .. PU CHINOS escuela y colegio de internado; y, sin perder tiempo, au– torizó á la señora Goicolea para trasladarse á la Misión in– dicada. Efectivamente, en Diciembre de 1888 encontra– mos ya funcionando el colegio de Quinchilca, edificado, sostenido y regentado por la distinguida bienhechora, en unión con algunas piadosas señoritas chilenas, que forma– ban una pequeña co1nunidad religiosa con el hábito y la regla de la V. O. Tercera de N. P. S. Francisco, y una especie de constituciones compuestas por el P. Urba– no ( 1 ). Obra tan hermosa y agradable á los ojos de Dios debía sufrir odiosas contradicciones, y las sufrió. El día 24 de Diciembre del mismo año, mientras las niñas y maestras estaban en la iglesia, una mano crimi– nal, prendió fuego al colegio por sus cuatro ángulos á un tiempo, y en pocas horas las llamas destruyeron aquel asilo de caridad y cultura con inmenso dolor de las po– bres mapuchi'tas. Este contratiempo no desalentó á la piadosa funda– dora, ~ino que, con los recursos que aun le quedaban, trasladóse á la misión de Río Bueno, por consejo del P. Prefecto, el cual creyó este pueblo más seguro y más á propósito para el objeto. Fundóse, pues, de nuevo en dicho pueblo un hermoso edificio, donde se instal ó con aplauso de todos el colegio para las niñas indígenas y chilenas. Mas cuando la señora Goicolea vió la firme organiza– ción que recibían las Misiones al iniciarse el gobierno del nuevo Prefecto, creyó llegada la hora de asegurar el porvenir de su obra entregándola á Relig iosas dedicadas por vocación á la enseñanza, y así lo propuso al P. Bur- (1) L' Araucania. l\femorie inedite C. VI. Pag.139.

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