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EN LA ARAUCANÍA 1889-1910 349 estado de cosas se originaron no pocos desacuerdos é in– convenientes, indicados en esta historia, y muy fáciles de comprender, por la dificultad en que ambas autoridades, la del Diocesano y la del Prefecto, se encontraban de de– senvolver'>e en sus respectivas jurisdicciones: de aquí las desagradables cuestiones, que fueron en aumento á me– dida que se fundaban nuevas Parroquias en el territorio de la Prefectura Apostólica, cada vez más poblada de ha– bitantes blancos ó europeos. Ya dijimos antes como la Sagrada Congregación de Propaganda Fide manifestó en 1889 al Iltmo. señor Lu– cero, Obispo de Ancud, la conveniencia de dividir el te– rritorio de las Parroquias y de las l\IisionP.s, de modo que en unas tuviera el Diocesano toda la jurisdicción y en las otras el Prdecto, sin distinción de razas. Pero, no habiéndose llegado á un acuerdo tan necesario, las difi– cultades quedaron en pie; hasta que el M. R. P. Bur– cardo de Rce ttingen , animado de la mejor voluntad para concluir de una vez con todos los inconvenientes que en– torpecían el ministerio de los misioneros y el de los pá– rrocos, invitó al Iltmo. señor don Ramón Angel Jara, Obispo de Ancud, á entrar en deliberaciones sobre el asunto. Detenidas fueron éstas , y las g-estiones para convenir en lo más práctico y provechoso; mas, por fin, se produjo el convenio satisfactorio y definitivo he– cho en Roma el 2 r de Junio de I 908, ante el Iltmo. señor Jara, el Rmo. P. General de los Capuchinos, Pací– fico de Sejano, y el R. P. Atanasia de Egl~see, apode– rado del M. R . P. Prefecto. Las bases de este convenio fueron principalmente dos: primera, que el Obispo Dio– cesano y el P . Prefec to fijarían de común acuerdo los límites de las parroquias que al presente estaban suje-

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