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3-18 M ISIONES DE L OS PP. CA PUCHINOS Por donde se ve que no en vano el reino de Baviera se conservó siempre católico, y gozó de paz reli g iosa ; pues la Orden Capuchina cuenta allá con una de las Pro– vincias más antiguas y numerosas , donde la vocación al estado reli g ioso se despierta fácilment e y se nutre en el ambiente de vida patriarcal que r espiran los j óvenes, al mismo tiempo que, intelectualmente, siguen en la van– g uardia la marcha progresiva de los estudios g imnasiales y universitarios, g racias á los cuales, los nuevos misione– ros se forman para el minis terio apostólico á la altura de las necesidades modernas. IY. Conv enio 1lefinitivo entre el Diocesano de Ancucl y el P. Prefecto Cuando los primeros capuchinos llegaron á la Arauca– nía, los habi tantes de los pueblos ya formados eran en su mayor parte chilenos: los de campos, chilenos y arau– canos casi por igual: y los que vivían en las montafias y lugares nüs apartados de las vías de comunicación era n exclusivamente araucanos, indios. Para atender á las ne– cesidades ele los chilenos estaban erigidas las dos úr:icas Parroquias de \"aldivia y Osorno. Mas, á med ida que los campos se poblaron de colonos nacionales y europeos, y los indios se retiraron más al in– terior, foncláronse nuevas Parroquias en la Unión , Calle– Calle y Corral; y más tarde en Río Negro_, Pi trufquen, Lon– coche y Garbea . Para que nuestros misioneros pudieran a tender al ministerio espiritual de los fiele s chilenos ó eu– ropeos, pedían y ob tenían desde un princ ipio facul tades de jurisdicción á los sefi ores Obispos de Ancud ; y de es te

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