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344 l\IISIONES DE LOS PP. CAPUCHLNOS contr6se en Roma durante el borrascoso período de per– secución, que arrojó al Papa Pío IX de la ciudad eterna. Refugiado en Gaeta lo halló el señor Irarrázaval, y ape– nas pudo evacuar en definitiva los asuntos de su comi– sión. El de las ·1viisiones consiguió ultimar en la forma que vimos; pero ni él, ni los Superiores de la Orden, ni el Prefecto de Propaganda pensaron formalizar una nueva Prefectura, dadas las circunstancias difíciles por las que atravesaban los negocios eclesiásticos en Roma. Menos aún se ocupó el Gobierno chileno de un detalle jurídico, para él desconocido, y por el momento sin importancia . Tenía en la Araucanía una Prefectura Apostólica erigida en la época colonial, y gobernada por los Superiores de Colegio de San Ildefonso de Chillán; y cuando los Ca– puchinos llegaron á Chile, creyó que estaba todo hecho con dividir entre ambas Ordenes Regulare'> el territorio de las Misiones, dejando á los Franciscanos Obser van– tes el norte del río Cautín, y entregando el sur ~i los F ranciscanos Capuchinos. Pero tan lejos estaban las autoridades civiles de inten– tar crear una nueva Prefec tura , que durante los prime– ros meses , todas las comunicaciones oficiales del Gob ier– no, concernientes á las Misiones, eran dirigidas al P re – fecto general de la Araucanía, Superior de San Ilde fo n– so de Chillán, el cual las trasmitía al Prefecto especial ca– puchino, como se le llama en los documentos ( r ). De hecho pues, la antigua Prefectura era goberncda in solzdmn por dos Prefectos, reconocidos por la misma Sagrada Congregación. Y aunque en r S49 desap'areci e– rnn los inconvenientes de aquella subordinación entre los (1) Archivo de la Prefectura. Valdivia. (:Ministerios).
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