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338 UISIONES DE LOS PP . CAPUCHINOS en sa zón para llevar el peso de las Misiones entre los araucanos. Cuando el P . Urbano comunicaba á los religiosos la aceptación de su renuncia en Roma y la elección de su sucesor, comenzaba la circular con estas humildes pal a – bras, qu e hacen honor á los dos: « Roma final mente acep– t ó mi r enuncia, queridos Padres y Hermanos; y nos ha dad'ó 'un. J?refecto digno bajo todos conceptos de gober – narnos y de hacer prosperar esta pobre Misión de Chile , que, por mi incapacidad é indignidad , se puede decir con toda justicia y v<:rdad, quedó siete afias sin Prefecto ». Lo contrario era la verdad, por lo que á su persona se refería: su iniciativa trajo á las Misiones la solución del prnblema que las tuvo diez afias en trance de muer te. El no ·-contempló el éxito, ni fué responsabl e del fracas o de sus ]?rimeros pasos, pero su sucesor llegó al fin , si– guiendo el mismo camino ; y Dios dispuso las cosas de suerte que nada se perdiera de cuanto entonces se hizo , como luego veremos. Libre el ex-Prefecto de la respon– sabilidad de su cargo, retiróse al convento de Santiago, herido ya de mu~rte, corno todos lo pudieron notar en su aspe;::to caído y lánguido, antes firme y gallardo: tra– baj ó no obs tante en el ministerio hasta que sus viejos males lo llevaron al supremo trance con una paráli sis total , precursora de su santa muerte acaecida el 3 1 de Julio de 1S94 . (1) El nuevo Prefec to fijó su residencia en el hospicio de Valdivia, sefialado IJOr la Sag-rada Concrreaación como ~ b ;-, asiento de la Prefectura cuando para ella nombró al P. (1 ) Aualef'/rt Unlinis. rnl. X. p. 3-"í2.-Archivo ele Santiago Leg. VI. N.o -!C:.

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