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PI-:nInDo 1m ·rn .,N;.;1 c1<:Í .\/ JSS8--1889 3:!6 l \'. Subsisten las diliculta1les en la Araucauía Mientras- se desarrollaban los sucesos que acabarnos de referir, toda la atención del Superior Regular de los Padres espafi.oles estuvo concentrada en ocupar á sus súbditos en misiones por los c;:irnpos, acompafi.ando, corno hemos indicado ya, al nuevo · prelado de Concepción en fa. visita pastoral de la Diócesis, durante dos afi.os conse– cutivos. Cuando se calmaron los furores revolucionarios y los resquemores de la guerra civil, quiso ácabar de cumplir el compromiso de las misiones en la Arquidió– cesis que recorrieron durante dos afi.os dos parejas de misioneros con notable aprovechamiento espiritual de los fieles ,- y en el mes de Marzo de I 892 pudo destinar á los Rvdos. Padres José Calasanz de Manresa y José de Patries, con !os Hermanos Legos Fr. Antonio de Vidau– rreta y Fr. Gabriel de Ador á las Misiones de Boroa y Bajo Imperial, respectivamente. La primera estaba huérfana de misionero, desde hacía cuatro afi.os ; y cuando el P. Calasanz con el H. Antonio fueron á servirla, encontraron instalado un piquete de caballería, enviado allí para tener á raya á aquellos bra– vos indios. Dicha fuerza se retiró en cuanto la autori– dad moral de los misioneros se dejó sentir en la reduc– ción indígena, como la mejor garantía del orden . El ca– cique Neculman, á quien ya conocernos, salió á recibirles con toda su tribu y les ayudó siempre con todo su pres– tigio y su fuerza, puesto á las órdenes del entusiasta Pa– dre misionero, quién tomó tan á pecho su apostolado, que á los ocho meses se sintió herido casi mortalmente por un catarro pulmonar y abatimiento general. No siéndole

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