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18 l\IISIONES DE LOS Pl'. CAPUCHINOS de los hombres del país para su desarrollo; así se ve, por ejemplo, en la gran refinería de azúcar de Penco y Buin, en la fábrica de tegidos y productos químicos de Santiago; de paños de Torné, de loza de Penco y Lota, de papel en Llaillay, de cemento hidráulico en Cabra y de cla\·os en Chillán. Tr;\bajan también con reconocida competencia en grandes industrias, instalaciones de luz eléctrica y de gas y en el manejo y dirección de las diferentes clases ele mecánica. El chileno educado convenientemente en el trabajo y en la sobriedad puede competir con los obreros. europeos mejor preparado~; pero sucede desgraciada– mente que el chileno, imprevisor é indolente por raza y un tanto participante del desenfado español, no siente grandes ambiciones de prosperidad económica: se con– tenta con vivir. Tiene mucho de fatalismo en la aprecia– ción de los acontecimientos de su existencia y con decir ó pensar que • le tocó la mala, ó que « estaría de Dios~ ya se cree exonerado de las grande~ luchas impuestas al hombre en su perfeccionamiento sobre la tierra; prefiere vivir descuidado gozando del presente y mirando el por– venir como un misterio que no debe preocuparle. Añádase á esta idiosincrasia el vicio de la embriaguez, que viene minando ya por varias generaciones la vigoro sa raza araucano-española que forma la gran masa del pueblo chileno, y se comprenderá el estancamiento de los naturales, mientras los extranjeros progresan y se enriquecen á poca costa. El alcoholismo es la gran rémora de los adelantos ma - kriales y morales en Chile; las grandes empresas y gran - des construcciones deben contar con él en sus presu- puestos y en el tiempo de trabajo que suman sus exi– gencias; la semana tiene apenas cinco días de rendimien-