BCCCAP000000000000000000000204

PERÍODO DE 'l'RANSICI Ó N 188~- -1888 303 duce más claramente la prudente previsión del P. Urba– no, y que no anduvo apresurado en demasía, cuando, por indicación del Rmo. P. Bernardo de Audermatt, Mi– nistro General de la Orden, se fué á España con la es– peranza de conseguir allí misioneros para la Araucanía. Y. En Vías de solución Efectivamente el año 1 888 se le encuentra en Espafia donde los Capuchinos renacían apenas de los gloriosos restos conservados de !a exclaustración decretada contra los Religiosos en I 8 35 por el Gobierno sectario durante la menor edad de Isabel II. Doce años apenas hacía que habían comenzado ,í volver á la patria los que, por amor á su vocación, se habían refugiado en el extranjero; y los que vivían secularizados, comenzaban á seguir de nuevo la vida claustral. Con estos elementos se formó el Comi– sariato General de los Capuchinos de España, y se edifi– caron ú ocuparon los conventos desde I 876, recién aca– bada la guerra civil, y restaurado en el trono de sus ma– yores el rey Alfonso XII. El primer Comisario General fué el Rvmo. P. José de Llerena. En el año siguiente llegaron capuchinos del Ecuador, entre los cuales se encontrab;:i el Rvdo. P. Joa– quín de Llevaneras, hombre de carácter enérgico y muy á propósito para emprender el res tablecimiento de la Orden en la Península. Nombrado poco después ( r S de Marzo de r S8 r) Comisario General, acometió desde luego la empresa de recuperar los antiguos conventos y for– mar nuevos gérmenes en noviciados y colegios; y aun– que la aparición de los Capuchinos produjo inusitado entusiasmo entre los jóvenes seminaristas y sacerdotes

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz