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30~ i\IISIONES DE LOS PP. CA PUCH INOS sonalmente el ya antiguo negocio de la jurisdicción de los misioneros respec to de los indígenas cristianos y de los colonos chilenos y europeos. El Iltmo. Dr. Fray Agustín Lucero, Obispo de Ancud, había ya acudido á la Sagrada Congregación pidiéndole una solución aa discordz"as pmdus dirimendas . El P. Urbano sabía que de la solución de esta demanda dependía más de la mi– tad del conflicto en que se encontraba por falta de mi· sioneros con qué acudir á los infieles: pues si conseguía hacer prevalecer su criteri o, en un todo conforme con el de sus predecesores en el espacio de cuarenta añ os, ten– dría por lo menos siete Padres libres y dispuestos á avanzar entre infieles dejando al Ordinario las Misiones de indígenas ya civilizados . Expuestas sus razones consiguió que la Sag rada Con– g regación de Propaganda Fide declarase el día 1 7 de Junio de 1887 , (1) que era absolutamente necesario que los dos Prelados llegaran á un acuerdo defi.nitivo sobre la demarcación de territorio donde cada uno debería ejercer su jurisdicción sin distinción de personas, fueran indios, chilenos ó europeos; mandaba además, que mien– tras se producía este convenio, los misioneros capuchi– nos retuvieran su jurisdicción , omnímoda sobre los ind í– ge11as cristianos de todas sus reduccicnes y pueblos ; y, adelantando un paso decisivo, autorizó en Octubre del mismo año, al P. Urbano para entregar al Ordinario ·1as siete misiones del sur de Valdivia . Desgraciadamente nada se hizo tampoco esta vez , quedando en pie todas las dificultades. De dónde se de- (1) Archirn <le la Prefectura de Valdivia.. "Documento,: de Roma."

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