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292 ]l[JSIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS na, y otro en San Pedro de Quillota. El primero, fundado en I 8 5 7, cuando el primer Prefecto capuchino intentó for– mar una provincia religiosa, foé encomendado á la hábil di rección del Rdo. P. Ramón de Lérida , afili2.do á la provincia de Sabaya y llegado á Chile en la segunda ex - pedición de misioneros (18 53). Frustrado el noviciado , fué sin embargo soste1;¡ido dicho hospicio en aten,:ión á la escasez de clero de que adolecía aquella dió cesis , donde tres Padres trabajaron con éxito satisfactorio hasta el año I S7 2. En_este afi o, cuawl o el P . Alberto, afligido por la es– casez de pe rsonal , se veía imposibilitado para acudir á las 11uevas necesidades de aquella residencia, y pensaba suprimirla para atender á las misi ones de la Araucanía , sobrevínole un nuevo y profundo disgusto causado por el lltmo. setí. or don Manuel Orrego y Pizarra, Obispo de la Serena desde 1 869 . Ya conocen nuestros lec tores el nombre de este Pre– lado, por la odiosa información sobre nuestras misiones de que hablamos en el capítulo VI; núm. IV. Pues bien , ,, un día, dice el historiador del setí.or Orrego ( r ), sin an– t ecedentes ni sospechas , se esparció la noticia de que los religiosos capuch inos debían re tirarse de la S ere na, á pe– tición del mismo Iltmo . sefior Obispo. , ¿Qué razón tuvo el Prelado para tomar tan grave deter– minación?... nunca se supo: obró ex i1tform2ta ronso'entia. En r SSo daba cuen ta á la Santa S ede «ad L únina Ajos– to!orum» del estado de su diócesis, y refirié ndose á nu es– tro asunto , decía: « cuando llegué á es ta di ócesis encon - (1) Don J uan U. Ramírez. Vida del se ñor Orrego. Lib. II, cap. II. Pág. 20!1.

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