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290 lllISIONES DE LOS PP. CóPUCHINOS de «San José>. Todo lo cual hace que la susodicha con– sagración quede documentalmente Judosa, aunque mo– ralmente nos parezca cierta, por las razones ap_untc;1das.- Lo que no admite duda es el mayor impulso que en la nueva iglesid recibió el culto religioso. El celoso Pre– lado de la Diócesis predicaba en ella todos los viernes de Adviento y Cuaresma, realzando con su presencia y autorizada palabra el afecto que desde el principio tm·o la sociedad penquista á los capuchinos de «San José ». En Santiago, bajo la dirección del R. P. Adeodato de Bolonia, ayudado por el P. Prefecto, trabajaban los Pa – dres en la propagación de la Venerable Orden Tercera, y en las misiones del campo. Una prueba de la importancia que los Terciarios lle– garon á adquirir en la hermandad de capuchinos, fué la comisión encargada al respetable caballero y fervoros o terciario don Joaquín Monge, para que, en nombre de to– dos los hermanos de Chile, mandara al Papa Pío IX u1 filial saludo y modesto óbolo de caridad, en el año r 8 7 2 , con motivo de las bodas de oro que el inmortal Pontífi ce celebró, conmemorando su filiación entre los hijos de San Francisco; saludo á que correspondió con un va– lioso autógrafo lleno de frases de cariño y agradeci– miento (1 ). Lástima que, desde aquella época, y sobre todo pos– teriormente, la V. O . T. adquiriera una falsa dirección , concretándose á beneficiar á los Hermanos pobres , y 2. prepararles sepultura común. Esta mira, totalmente se– cundaria, inutilizó por muchos años una gloriosa Institu– ción, que , en la intención del Santo Fundador, y de los (1) Archivo de Santiago, Leg. V, núm. 33 i 34.
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