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268 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS pleito, tercamente sostenido por el Gobierno de Chile con la Santa S::de: pues bien, entre las represalias que se tomó el Presidente fué una la negación de subvención fiscal á los Seminarios. En tal coyuntura los señores Obispos hubieron de acudir á sostenerlos con recursos de la Cruzada, resintiéndose profundamente las Misio– nes, que no podían ya ser subvencionadas con la relativa esplendidez que hasta entonces. El Padre Alberto nos dejó una nota muy significativa de ésto en su Memoria oficie.! de I 884, pues mientras en 1874 recibía un total de $6,500, en aquel año recibió $ 4,500; y, según testimonio de los misioneros antiguos, disminuyó notablemente esa cantidad en años posterio– res. ¿Cómo podían hacer frente á los gastos que iban en aumento en proporción del progreso ele las misiones y escuelas, si en la misma pro1 ·orción disminuían los re– cursos pecuniarios? Añádase á ésto la suspensión del sueldo que el Go– bierno daba desde el principio á los capitanes de amigos, que eran los intérpretes é intermediarios indispensables del misionero, para tratar con los caciques y presentarse en las reuniones ele tribus; no pudiendo prescindir de ellos, debieron de ser costeados por los misioneros, mer– mados ya en sus entradas . Por fin, y para remate de tan precaria situación, vino la terrible insurrección general de los indios ( I 880-1 SS 2 ) . Las opresiones é injusticias de que eran víctimas, man– tenían en su fiero corazón el encono, concentrado y re – primido únicamente por el miedo. Los infieles respeta– ban á los Padres; pero viendo que no evitaban los des– pojos y tiraní:is de los huincas, quisieron aprovechar la ocasión que se les brindaba propicia, en los momentos
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