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EN LA ARAUCANÍA 1865-1882 265 canos; había aprobado un convenio provisional ( I ) entre los misioneros y el señor Obispo de Ancud, según el cual , ellos servirían como vice-párrocos á los fieles chi– lenos residentes en el territorio de las Misiones incluídas en las circunscripciones parroquiales de Osorno y Valdi– via; al comunicar este acuerdo provisional al Gobierno, el P. Prefecto insinuaba delicadamente las necesidades ma– teriales de las Misiones, advirtiendo que solamente lo hacía constar, pues bien comprendía que el erario público no estaba en conc!iciones de ayudarle con grandes sumas de dinero, cuando la nación se hallaba empeñada en una contienda armada contra la confederación Perú-Boliviana, que trajo por fin la guerra del Pacífico en 1879, durante la cual , si es verdad que Chile conquistó laureles y vas– tos territorios , llevando su ejército triunfante hasta Lima, no fué sin gastos enormes de dinero y aun de sangre. Esta circunstancia, extraña de sí á las misiones de los Capuchinos, fué la primera nube que obscureció el sonriente cielo de su porvenir, comprometido además muy seriamente por un mal latente é irremediable, cual era la escasez de personal cada día más crítica, á me– dida que 108 viejos misioneros iban cayendo al peso de sus fatigas, ó retirándose inutilizados de sus puestos, sin poder ser reemplazados, y viendo con profunda pena el inmenso campo que quedaba por conquistar, y las excelentes disposiciones de los naturales en favor de los Padres. Pero la fuente, dice uno de ellos, se había secado: las Ordenes religiosas padecían dura persecución en Italia, (1) Archivo de la Prefectura de Valdivia. Informe del Padre Burcardo al Padre General en 1907.