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264 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS mudos de estupor, de extrañeza y de disgusto; y des– pqés de un largo silencio uno de los caciques, arrogante é indignado, respondió con voz sonora: papelaz·, que equi– vale al non possumus de los cónsules romanos cuando respondían á los abastecedores de los pueblos vencidos. "No nos amilanamos por este contratiempo, sino que, á fuerza de buenas razones, de súplicas y sobre todo de regalos, que para ellos son las mejores razones , conse– guimos que aprobaran la fundación de una escuela de niñas y que prometieran mandar á sus hijitas. »Al poco tiempo estuvo todo dispuesto para celebrar la oportuna apertura, que se hizo con gran solemnidad y con asistencia de las autoridades civiles y militares , yen– do á la cabeza el Gobernador señor Barbosa, cuyas pa– labras y galanas promesas, aún no cumplidas, hicieron que la multitud de indios, que con sus familias habían acudido, se retiraran muy contentos por lo menos en apariencia ». En el año 1877 encontramos también en Toltén una escuela muy floreciente de mapuc!zitas que fueron más dóciles de lo que podía esperarse, gracias á los heroicos esfuerzos de su fundador el Padre Pedro de Reggio y de su laborioso continuador Padre Samuel de Trento. IV. Se obscurece el horizonte Consoladora era por demás la perspectiva que ofre– cían las Misiones Capuchinas al acabar el año I 878: los Padres trabajaban con entusiasmo bajo la acertada di– rección del Padre Alberto, el cual meditaba continua– mente el modo de avanzar en la conversión de los arau-

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