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EN LA ARAUOANÍA 1865-18~? 263 mátrimonio contrario á su conciencia cristiana, y consin– tieron de muy buen grado en embarcarse para Santiago, dónde los Padres le asegurarían el complemento de su educación,. Llegadas en efecto á Santiago, fueron educadas en el asilo del Salvador, bajo la tutela del Padre Prefecto, el cual, segun lo refería en su citada Memoria al Ministro, costeó todos los gastos durante cuatro afias. El año r 8 75 fueron encomendadas á la señora Ma– riana B. v. de Ossa, para que las condujera hasta Queu– le, donde el P. Misionero tenía levantado un modesto edificio para escuela de mapuc!titas, y una casita donde se instaló luego María Francisca, regentando con gran entusiasmo aquella naciente escuela. ( r ) Poco tiempo después , María Juana fué destinada á di– rigir la escuela, que el mi:;ionero de Bajo Imperial había edificado de propósito. ( 2) No privaremos á nuestros lectores de la gráfica des– cripción que hace el P. Iluminato de Génova, del modo como fué instalada la escuela en Bajo Imperial. , Después de dos años de mi arribo á Imperial, viendo que la escuela de niños no bastaba para conseguir la educación de aquel pueblo, sin educar simultáneamente las niñas, resolvimos reunir las tribus indígenas para anunciarles solemnemente nuestro intento, alegando como razón principal, que sus hijas, mejor educadas, podrían encon trar matrimonios más ventajosos. » J untáronse, en efecto, más de cuatrociento~ indios; pero, al solo anuncio de nuestros propósitos, quedaron (1) L'Araucanía, cap. V, pág. 110. - (:2) L'Araucanía, cap. V, artículo II, pag. 115.

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