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260 llrISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS » Llegada la noche se reunieron todos al rededor del -sitio en el que yo había comenzado mi fábrica y senta– ·dos sobre el heno formaron un círculo. El cielo derrama– ba torrentes de agua, y ellos seguían discutiendo tranqui– lamente, como si estuvieran en una cómoda sala de Diputados. Ninguno podía saber de qu é trataban, por que á ninguno dejaban acercarse; pero en la mañana se pusieron á jugar al Palín ( r ): entonces comprendí que se trataba de la vida ó de la muerte. El juego fué muy peleado, y duró hasta la mitad de la mañana, en que la suerte se decidió en mi favor. » Sin embargo, el partido contrario no se aquietó , y quería proceder á la ejecución de su cruel proyecto; por cuya razón resolvieron que la cues ti ón se solucionase por una carrera de caballos; mi vida dependía del éxito. La carrera fué muy animada : dada la salida á los caba– llos , resultó que vencieron aquellos que estaban á mi fa– vo r. San Antonio, á quien me encomendé, me hizo este favor. (1) Juego del Palin debe de ser el que anota en sus «Lecturas araucanas» el Reverendo Padre Félix José de Augusta misionero ca– puchino que lo describe así: << Juegan con diez habas blancas, que por un lado tienen su color natural y en el otro est:in pintadas ele color negro. Existen diez Palitos y cuatro palos grandes, con los cuales se paga cada juego. Cayendo cuatro negras, se paga un pali– to; cayendo diez negras, se pagan dos palitos. Teniendo ganado los diez palitos se paga un grande y el que ,mea los cuatro palos gran– des se lleva el p remio•. (Pág. 396. Canciones V. Canción del juego de habas). Por llevar este nombre de habas y no el de los Pal'itos no nos atrevemos asegurar que el juego de Palío sea el que apun– tamos; pero no hemos encontrado otro juego que pueda llevar este nombre.

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