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1 ·) 1- :\fIRJO~J.:,-; PJ,: 1,nc; PP. (',\ l'l"C'HTXO~ y Hurtado de l\Iendoza deben cnnc;iderarse como ¡irEC•:– cesores de Bolívar, San :'.\Iartín y CrHiggins. Las bat2.l'.:1s de Rancagua, Chacabuco, '.\Iaipú y las postreras co1,tiF-1~– das del último general Osorio con Las Heras y Ctf--I:~– g-ins demostraron al mundo que los dos ej(~rcitos e:·::w dignos de \·encer y de iiwocar á Espafia como á :'.\fach·,~. En 18ro quedó formada la primera Junta de Gobt-rnn ,c;mancipado; en r 8 1 8 retiróse Osorio vencido de lns campos de :'.\Iaipú, donde perdieron la Yida por Esp::;:fa sus últimos soldados: y en 1 S.:?o dióse por terrninac. 1 .a ia guerra de la Independencia con el asalto y torna de ]c,s castillos de \'aldivia y Corral, último reducto de las tror,:ts realistas, las cuales, diseminadas después en el Archipi•·– lago de Chiloé, dejaron por fin de hostilizar á los p:itrio– tas por el afio 18:26. El Gobierno de España reconocio la Independenct:~ J,.~ Chile en el afio I 8-1-6, declarando así ante las nacic:1es todas, que su obra civilizadora había concluido cu::-,:,Llo pudo dejar enumerado entre las naciones soberar:,s y grandes un país que había conquistado salvaje, y h2bia perfeccionado por espacio de tres siglos, dejándole ht:ri~– dero de su sangre, de su religión y d(:: su lengua. ::\:o ha desmentido la República de Chile en sus cien afios de vida soberana, que estaba en sazón par~, sn independencia; ha progresado admirablemente sin abdi– car su religión ni sus fundamentales leyes de ,·ida. En un principio hubo de sentirse convulsionada como edificio nuevo que busca su asiento definiti,·o. Gobernada por militares y minada por ambicione-, personales y n:::s– _quemores originados durante las gloriosas jornadas, pasó .por trances difíciles. En los múltiples ensayos de or~·a– nización y legislación buscaba una orientación fij::-,, la

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