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EN LA ARAUCANÍA 1859-1806 235 Las limosnas erogadas por la Sociedad Evangélica parece que disminuyeron muy pronto, pues no encon - tramos que se haga ya mención de ellas; y la misma Sociedad quedó en poco tiempo disuelta, El subsidio más cuantioso y más fijo que tuvieron desde entonces las Misiones de infieles provenía de la Bula de la Santa Cruzada, cuyas limosnas fueron des tinadas á dicho ob– jeto por el Papa Pío IX, en virtud dé' la Bula «Jam ab anno , dt.l 23 de Junio de 1S50. Siendo este el primer documento pontificio que con. cede los privilegios de la Santa Cruzada á los católicos chilenos, y estando tan íntimamente relacionado con nuestro asunto, diremos aquí brevemente el proceso de su concesión. Cuando el primer Delegado y Vicario Apostólico ante el Gobierno de Chile, Iltmo. y Rmo. Juan ~Tuzi abandonaba, en la forma que vimos en el ca– pítulo II, esta República, muchos fieles le suplicaron que, atendidas las especiales circunstancias del país, y los há– bitos contraídos por la educación colonial, concediera para Chile el Indulto cuadragesimal en la misma fo rma que lo gozaban cuando eran súbdi tos de Espafia. Pero la premura del tiempo y lo azaroso de las circunstan– cias no dieron lugar más que á una concesión verbal indefinida del Vicario, que sirvió desde entonces como regla de conducta en este punto, hasta que en el afio r S 36 lo concedió en forma el Papa Gregario XVI, con un rescripto interc~ptado por el Gobierno de Chile, en virtud del pretendido derecho del « exequatur " , porque, al sefialar las limosnas del Indulto, y el destino que de– bería de dárseles, reservaba una parte para la Santa Se– de. Por este motivo la concesión no se promulgó ni surtió efecto alguno. Pío lX vino á remediar es te mal ! I

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