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228 llIISIONRS DE LOS PP. CA1'UCHIJ'10S Salvador Ozieri, l\1inistro General de la Orden firmaba Ia obediencia (1) por la que se destinaba al Rvdmo. P . Damián de Viarreggio con las facultades ya expresadas , en virtud de las cuales llegó á Chile en Octubre, consa– grándose inmediatamente, con grande energía, á organi– zar las Misiones, darles vigoroso impulso, y armonizar las voluntades encontradas de t1ntos, que , con distinto criterio pero con rectitud de intención, habían interveni– do en los últimos acontecimientos . No fueron pocas ni pequeñas las prevenciones y des– víos qu e tuvo que arrostrar para ganarse la confianza aun de los buenos pero interesados en favor del Padre Angel de Lonigo; mas, el tacto y discreción del Visita– dor, avezado á la insidiosa política del Gobierno ru– so, en cuyos dominios dirigió por muchos años las mi– siones capuchinas, allanaron las dificultades y conciliaron los ánimos. 11. Nueva 1\Iisión en Toltén Como si el Padre Damián hubiera querido dar luego prueba inequívoca del celo apostólico y pericia de sus misioneros, acometió por tercera vez la difícil empresa de fundar en T oltén una reducción de indígenas, frustra– da dos veces á pesar de ~los esfuerzos y heroicos sacrifi– cios del Padre Pedro de Reggio Emilia, á quien dejamos al frente de la Misión de Queule. Ahora lo veremos, impulsado por la santa obediencia, ,·ol ver á su tarea primera con nuevo fervor evangélico, y conseguir plantar la cruz de Jesucristo entre aquellos (1) Ar~hirn ele Santiago. Leg. II, K.o 1:3.

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