BCCCAP000000000000000000000204

, EN LA AltAUCANÍ.A 1854-1859 217 con sus soldados el convoy para evitar cualquiera sor– presa. Sin ninguna llegaron felizmente á la Misión, cerra– da ya la, noche. Cenaron tranquilamente y departieron un buen rato sobre las jornadas de aquel memorable día. Mas cuando se disponían á tomar unas horas de reposo, he aquí que se sienten á la puerta rumores de gente ar– mada: era un grupo de partidarios de Autopán, que ve– nÍétn á tomar venganza de su derrota, incendiando la Mi– sión y matando al Padre y á cuantos se habían refugiado bajo su amparo. Sobresaltado el P. Adeodato ante aquellas brutales amenazas, sale á la puerta él solo, dispuesto á humillar la arrogancia de aquella gente; y, encarándose con ellos, les dijo q1 1e no pasarían de allí; que estaba dispuesto á derramar toda su sacgre por defender sus huéspedes, los cuales, en todo cas·o, no dejarían impune su sacrificio. Bien conocía el animoso capuchino á quienes habla– ba. No bien contestó con heroica arrogancia á las ame– nazas de los indios, éstos depusieron su actitud violenta, y el que hacía de cabecilla, con voz humilde, suplicó al Padre que hiciera salir cuanto antes de la Araucanía á los lllt z"lzcas armados; y que solamente así podría haber paz y vivir ellos tranquilos. Convino en ello el misionero; pero á su vez le mandó que, para que se cumpliera su deseo, debería tener dis– puestos , á la mañana siguiente , en la puerta de la Mi– sión, tantos caballos cuantos eran los náufragos. .,:\sí lo prometió; y con es~o los dejaron tranquilos. Despuntaba apenas el alba del día siguiente, y llega– ban ya á la Misión los caballos prometidos, con todo lo necesario para el viaje, que efectivamente, emprendieron,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz