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1V6 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS por la civilización, aunque ésta les traiga muchas venta– jas, mediante la sociedad ci,·il. »Esta es la causa de que tantos esfuerzos de celosísi– mos misioneros y tantos sacrificios, unidos á la guerra de los españoles en más de tres siglos, no han podido conseguir que se civilicen y pierdan sus instintos sal– vajes. > Por lo cual, el misionero que quiera hacer algún bien entre ellos, debe casi humillarse á ellos, y suplicarles en– carecidamente que les permita instruir á sus hijos gra– tuitamente, educarlos, alimentarlos y vestirlos. ~ Y no basta esto; es necesario que el Misionero dé re– galos al padre, á la madre, á los parientes y amigos , siempre que vengan á visitarlo en la Misión. Sin esto no podrá conseguirse cosa de provecho. , Por este motivo, para que pueda subsistir la misión y producir bienes espirituales en los infieles, debe some– terse á este pesado tributo , á pesar de que los misione– ros no tienen de sobra para ser pródigos. » He aquí por qué el P. Constancia me recordaba con frecuencia que debíamos ser precavidos y hacer la más es tricta economía. Y en verdad que la hacíamos; porque desde el día que llegué á Imperial no supe qué gusto tenían el pan y el vino, estando éste reservado solamen– te para el Santo Sacrificio de la Misa. > En nuescras comidas, la patata suplía al pan, y el agua al vino; y aunque era es to de todos los días no por eso dejaba de sernos delicioso; « somos m1s10neros » nos decíamos, y esta reA~xión nos hacía todo suave y lle– vadero, y vencíamos todas las dificultades ». La sublime sencillez de estas últimas palabras excu– sa todo comentario; habremos de notar solamente que
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