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L.A. SOCIEDAD F.VANG1:; r,1 c ~\. 185-!-1 85\1 189 En este detalle , al parecer insignificante, de formar p~1eblos con Misiones permanentes radicaba una gran d íficultad jurídico-canónica qu e ocupó la ate nci ón de los Prelados de Ancud luego que nuestros Padres se insta– laro n en sus Mi siones . 1-\sí encontramos ( r) que en r 8 5 r el Ilustrísimo S eñor Don Justo Donoso , despu és de girar u!l a visita pas toral por el territorio de las Mi sione s , elevó al Supremo Gobiern o de la R epúbl ica una expos ición quej ándo se de que el sistema de misiones permane ntes) con iglesias y pueblos fijos, indepe ndie ntes de la jurisdic– ci0 n ordinaria, complicaba notablémente la situación de los fieles respecto de la jerarquía; p ues, segú n él cre ía , lo; esp:tñoles é indíge nas conve rti dos pasaban ipso facto á la jurisdicció n del Prelado Diocesano, y por lo mismo debían estar incorporados en Parroquias; en virtud ele lo cu al pedía que las mision es fijas en pueblos dond e pre– dominaba el elemento cristiano fueran decl aradas Parro– qu ias en todo som<: tidas á su gobierno: Esta exposición no tuvo e ntonces res ultado al gu no_; pues como ya diji – mos en el capítulo III , el Prelado se encontraba en la imposibilidad de dotar de curas las Parroquias que pedía, á pesar de que los misioneros lo deseaban para internarse más entre infieles . La solución de esta dificultad jurídica se hizo esperar muchos años, como ,·eremos más ade lante; pero quizá no sería aventurado el pensar que tu vo mucha influencia en el juicio emitido por el señor O rrego contra el sistema de misionar de los Padres Capuchinos. En el afi o siguiente ( r 8 5 5) vemos con pena avanzar al. P . Lonigo en su actitud ené rg-ica y trn ta nto agresiva (1) :\ rchirn dt: la Prefeclm:1.. V:tl lli\-ia, (< Obi~paclos ».

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