BCCCAP000000000000000000000204

(:j lllfoIONI~S DE LOS l'P CAPUCHINO, dependiente del Espíritu bueno Supremo, más bien pa– recía un rival; mas ellos, demasiado ocupados en sus guerras y sus festines, poco se cuidaban de honrar la di– vinidad. P0r lo demás, sus esperanzas para después de esta vida, no guardaban relación alguna con sus creen– cias; pues se prometían un paraíso abundante en fértiles campiñas, suculentos manjares, y mujeres á discreción; otros se contentaban con un poco menos y esperaban recuperar en la otra vida los bienes y mujeres que en esta habían gozado. Invocaban á Dios; pero sus sacrifi– cios eran raros y consistían en algunos animales que in– molaban, ó en quemar una porción de tabaco cuando trataban de la salud de los enfermos, ó de declarar ' . guerra a sus enemigos. Con tan mezquinas ideas teológicas puede suponerse cual sería su moral; la embriaguez y lasci,-ia les eran fa– miliares; pero en medio de sus orgías conservaban un temple de alma vigoras'.); eran indomables, celosos de su independencia, hasta el extremo de ser tenidos los arau– canos por la raza más belicosa de América, á la cual cuatro siglos de combates y derrotas han podido apenas abatir y desalentar. :\Iás adelante veremos el estado actual de esta heroica raza hoy encomendada á la evangelización de los Capu– chinos. 11. Conquista y yid11 eolonial Conquistado el Perú por el célebre aventurero extre - meño Francisco Pizarra, y deseoso éste de alejar de sí á su compañero de armas y digno rival Diego de Almagro, le encargó la exploración de la parte Sur, hacia Chile,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz