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17:2 1\IISlONisS Dls LOS l'P. CA.PUCHIXOS ---------------------~-------- las Misiones, pues estaban en ruinas é inservibles. La Sociedad lo favoreci ó desde luego con r ,ooo pesos: mas, poco después de las primeras erogaciones, la Junta directi\'a creyó oportuno, para el mej or empleo de sus limosnas , dictar ciertas reglas y advertencias al P. Pre– fecto, en las que no sólo se le sefialaba la lín ea de avance , y se le daban reglas ele buen gobi e rno, sino que se le excitaba á seguir el sist< :ma tra dicional de misiones circulares ó correr/as apos!ó!/cas, prac ticadas por nues – tros Padres desde un principio, como hemos visto en el opítulo III, aunque nó como mé todo exclus ivo, ni con a quella uniformidad de los a nti g uos misi oneros ( r ). Coin– cidía es ta actitL1d cau telosa e.le la S ocied ad Evangd ica con la resuel ta actitud del P . Prefecto, que a\·anzaba hasta Imperial donde es tableció su primera nu eva misi ón con ri esgo inmin en te de su ,·ida, y con santa audacia, como lo hacía constar e l S efí or \ 'aldivieso á la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, en un documento de qu e nos \·amos luego á ocupa r. Pero el camino emprendido por la Junta Directiva de la Sociedad no era el má3 llano y prácti co , para llegar al fin apetecido por todos y sefialado en su R eglamento fundamental. Constituida en censora é inspiradora de los :'.\Iisione– ros á quien es debiera sólo ayudar pecuniariamente, y sin más reservas que las de una prudente y acertada admi– nistración ele las limosnas erogadas para tan santos fines , era fácil prever los inevitables desacuerdos que surgie– ron de la apreciaci ón ele las necesidades que se trataba (1) Primera memoria de los trabajos de la Sociedad Evangélica, RE\'J:-TA C.,Ti,r,11 ·., , núm.~():-\ T.o -!. o.