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LA SOCIE03.D -.EV ANGl<: LJOA 185-1-1859 tiva en la realización de un pensamiento que hacía algún t iempo germinaba en los corazones filántropos ... el es– tablecimiento de escuelas de artes y oficios destinadas á la juventud indígena. , El ilustrado religioso á que me he referido conoció, desde su primera inspección de las misiones , el inmenso \'acío que dejaba la falta de este poderoso agente de ci– vili zación y la casi absoluta deficiencia del régimen de– fec tuoso observado en ellas. -,Lleno de esta idea, dió la vuelta á la capital, en donde su activo celo, ayudado eficazmente por el Iltmo. Sr. Arzobispo y por muchos hono rables miembros de la Sociedad de Beneficencia y Agricultura, consiguió llegar pron to á organizar la S ociedad Evangél ica para la pro– pagación de la Fe , y cuyo decre to de creaci ón ha sido ya expedido por el Gobiernoi. (1 ) Por las transcritas palabras se "é claramente la buena armonía que en el asunto de las misiones reinaba en– t •) nces en tre las autoridad es eclesiástica y civil. E l Gobierno seguía dando anualmente la subvención convenida para las diez Misiones aceptadas por los Ca– puchinos desde un p rincipio, y no se r esistía á sub– Yencionar en ig ual forma las nueyas estaciones que se es tablecieran con su previo consentimiento y ofü::ial apro– baci ón; pero pa ra escuelas y para cualquier otro trabajo d e iniciativa particular atendía con sus limos nas la So– ciedad Evangélica. A ell a acudi ó el P. Lonigo, con el propósito de levan– tar escuelas y de reconstru ir capillas en el territorio de -1) Documento.~ Parlamentarios de 1,-;Jg á !Sol. Diblioteca Na– c:i ) nal.
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