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170 1\IFIONES D~l LO!'l PP. CAl'UCH LN OS de l0s Franciscanos, como el único medio de hacer dura– dero el fruto de su apostolado. Tan acertada observa– ción fué tenida en cuenta por la -Sociedad de Beneficen– cia y Agricultura, la cual designó al efecto un-a -comisión particular que estudiara el asunto, de acuerdo con el se– ñor Arzobispo . En esta coyuntura llegó el P. Angel á Santiago expo – niendo la misma necesidad é insistiendo en la idea de que toda civilización sería un mito mientras no se esta– blecieran centros donde se educara la juventud indígena. Entonces fué cuando el proyecto de los bu~nos católicos tomó forma determinada en una Sociedad llamada Evan– g élica, cuyas bases y reglamento clió el mismo sefi.or ...\rzobispo Valdivieso. Ya hemos visto cómo se inauguró solemnemente en la Catedral: luego publicó el Prelado una hermosa Pasto– ral excitando el celo y caridad de los fieles e n favor de los pobres indígenas infieles y concediendo ochenta días de indulge ncia á cuantos rezac;;en una Ave-María por la prosperidad de la empresa comenzada y á los que la propagasen y ayudasen con sus limosnas. El Supremo Gobierno vió complacido la iniciativa de lus católicos en llevar adelante una idea á la que él se declaraba impo tente de favorecer con dinero; así lo ha– cía constar el Ministro del Culto don Salvador Sanfuen– tes en la Memoria de su departamento en 1849, en la que daba cuenta de la venida de los Capuchinos al país, y de la región que se les había señalado en la Araucanía, de acuerdo con los antiguos misioneros Franciscanos. Hace notar en dicha memoria el celo diligente desple– ~·aclo por el activo P. Prefecto Capuchino desde su arri– bo á Chile; "ha tenido , C:ice, además una parte mu y ac-

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