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,1r-;¡o¡,;;¡,:,; lll•: 1.n,; l'l'. ('Al'l.'CH!Xú,i hierro con la se cree dominar el peligro; y en !as graneles construcciones para el público, como templos katrcs y salones se toman las debidas precauciones para pre\·enir a~lomeraciones de gente en caso de un sacudi– miento; pues, de ordinario .. más estragos causan en estas ocasiones el pánico y aturdimiento de la gente que se precipita ú las puertas, que el mi5mo fenómeno seÍ:,· mico. La primera noticia se tiene de los aborígenes de Chile es debida á una invc1sÍ(ll1 que tuvo lugar á media– dos del siglo X\', cuando, según relato de Garcilaso de a \'ega, del P. :\Iedina y del Sr. Gayi los Incas \hijos del soberanos del Perú que dominaban casi toda la parte mas rica de la Amfaica meridional quisieron extender su imperio conquistando las tierras de sus Yecinos de Chile. Y en efecto, parece que Imparquí con poca resistencia y á fuerza de halagos consiguió adueñarse de los terrenos mas próximos al desierto de Atacama; pero cuando in– tcn taron sus soldados avanzar hacia el sur, y se aproxi– maron á las tribus de los Promaucaes que habitaban entre los ríos Rape! y :.\laule, estos bra\·os indígenas, en– tregados de ordinario a una ,·ida de holga!1za y de fes– tines, se organizaron y lanzéÍ.ndose contra los invasores, consiguieron escarmentarlos y obligar al orgulloso foca á tijar el límite de s11s dominios en el río Rape!. Las tri– bus conquist1clas quedaron sometidas éÍ. un tributo anual pagaban sen·ilme-nte, aunque conservaron siempre su tipo indígena y sus costumbres patrias. Esta circuns– tancia nos permite diseñar los aborígenes chilenos, que •cumo los del Perú, fueron conquistados á principios del XVI. Los españoles y el historiador Garcilaso In– ' hijo de Garcilaso de la \'ega y de una princesa Inca,

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