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162 i\[lfl !ON~~R n~: LOS PP. CAPIJCRINOS manifestó desde luego decidida y prudente, si1i provocar ningún conflicto , ni rehuirlo cuando la política regalista y absorbente de aqu ella época lo traía; no cedió jamás ante la fuerza. Por ser característico y al mismo tiempo célebre en la vida del Sr. Valdivieso como Obispo, queremos apunta r aquí la famosa cuestión eclesiástica llamada del Sarrú– tdn, y que puso á prueba toda la grandeza de alma dt: aquel venerable Prelado. Hallándose en su visita pastoral á principios del año 1856, el Presbítero Sr. Don Francisco Martínez Garfias , sacristán mayor de la Catedral de Santiag-o, hubo de proceder con medidas enérgicas contra un empleado llamado Santelices, seglar, sacristán subalterno, que ha– biendo sido sorprendido repetidas veces en infracciones graves de los deberes de su oficio, faltó finalmente al respeto debido á su superior al ser reprendido por él. Comunicada la falta al señor canónigo tesorero, éste facultó al citado señor Martínez para que expulsara al in– solente sacristán, comunicando después esta resoluci ón al Cabildo reunido en Capítulo . Un hecho tan llano y usual encontró no obstante l?. más franca reprobaci ón dt: parte de cuatro sefíores Pre– bendados, que se sinti':ron lesionados en sus derechos por no haber sido consultados antes de aquella extrema resolución , y exigían en consecuencia la reposición del mozo en su puesto. Este se humilló aparentemente y prometió desagraviar al digno sacerdote á quien había ofendido; pero, otra vez en su oficio, ni cumplió lo prometido, ni se enmendó de sus yerros, por lo cual el señor Martínez y el señor teso– rero llevaron el asunto al Vicario General señor Arístegui >

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