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EN CHIL!s Y ARGE!'1TJNA 3 confinar por el norte con la región intertropical, y por el sur con la Tierra del Fuego, llamada así por antífrasis, pues es fría como el Polo á donde se aproxima. Todos los temperamentos fisiológicos del globo pueden adap– tarse sin dificultad en Chile exceptuando quizá en la Pa– tagonia, pues en las costas la temperatura es benigna y un tanto húmeda; en el centro más seca y ardiente; y al pie de los A.ndes seca y fría, pero sana siempre, sua\·e, y llevadera, mucho más que la que corresponde á los mismos grados de latitud y longitud en el hemisferio septentrional. En el norte llueve muy poco; de aquí la infecundidad de la tierra, que forma áridos y dilatados desiertos: en el sur, desde los 36 á 4 r grados, son muy frecuentes las lluvias, que revisten la tierra de una nje– tación feracísima; y en el centro, desde los 3 2 á 36 gra– dos se goza el clima más apacible, y se encuentra la tierra más abonada para la agricultura y para la cómoda y deleitable habitación del hombre, sin que. se formen insalubres pantanos, á pesar de los numerosos ríos y esteros que la riegan, gracias á la inclinación del terreno en dirección al Océano.-El fenómeno natural que en parte aminora estas ,·entajas del clima es el de los terre– motos, relativamente frecuentes, y los no menos frecuentes sacudimientos de la tierra, que remeciéndose violenta– mente sobre sus ejes parece desperezarse, haciendo tem– blar á sus habitantes y produciendo el crugido de los edificios que á veces se agrietan y deterioran. Con todo, estas trepidaciones no son peligrosas; y las personas de mediana calma y que saben dominar siempre las prime– ras emociones, las sienten sin perturbarse. Por esta razón los edificios en general son de un solo piso; aunque se va introduciendo la arquitectura armada

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