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precedidos, como se desprende de las breves not1c1as conservadas en los citados apuntes, redactadas por quien tomó parte en aquellas excursiones por Parroquias y campos, reseñándolas sucintamente hasta el año r 888. (1) Según él los Padres de la Comunidad de Santiago misi onaron por las cuatro di ócesis de la República du– rante treinta años , sin darse punto de reposo , sobre todo en la Arquidiócesis, donde era tanto mayor el nú– mero de misiones y ejercicios, cuantos más Padres dis – ponibles podía suministrar el convento; de modo que du– rante seis meses del afio estaban ocu pados nueve sa– cerdotes simultáneamente; al mismo tiempo que en la capital predicaban .continuamente corridas de ejercicios para los hombres del pueblo. Según el cómputo de los apuntes que nos dan estas noticias, las misiones y ejercicios no fueron menos de I ,500 en treinta años, hasta qne la dispersión y ex – pulsión de los religiosos de Italia tuvo su repercusión necesaria en la Comunidad y misiones capuchinas de Pa- . dres italianos, reducidos desde entonces al número es– trictamente necesario para sostener el prestigio y las tra– diciones que después han continuado los c::i.puchinos es– pañoles y alemanes, como diremos más adelante. El número ele confesiones y comuniones que se hadan cada año, en cada misión, era como mínimum ele 5 00 á 800 y como máximum 2,500; 11úmero que aumentaba considerablemente cuando la misión se prolongaba más de los nueve días reglamentarios. Por estas ligeras indicaciones po<lrá apreciarse la labor (1) Apuntes C. \.I, págs. ,}9-59.