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l•'U NDACIÓN DE CONV"-XTOS 185)-1859 147 Sr. Valdivieso: antes de él, en el año 1835, cuando los Padres Franciscanos acudieron á Italia para reforzar sus mi siones con hermanos suyos de aquel país, el Gobierno de Chile costeaba los gastos de las expediciones y las necesidades de su ministerio entre infieles; no obs tante en el año I S39 el mismo Gobierno declaraba por su mi– nistro de culto don Mariano Egaña, en Memoria oficial presentada al Congreso Nacional: que «el trasporte de misioneros extranjeros á nuestro suelo, sobre ser costoso, ofrece todavía otros inconvenientes más graYes, de– biéndose procurar que la República se baste á sí misma. •La religiosa provincia de Chiloé proporciona un plantel ele Tviisioneros celosos que nacidos y educados en inme– di ato contacto con los indios , y animados de un amor, en el más riguroso sentido, fraternal, llenará con ven tajas las apostólicas tareas á que se dedicaren , siempre que ad– quieran la instrucción conveniente. .. . Tal es el plan del Gobierno ) ( I ) . De modo que hubo intento de reemplazar los Misio– neros extranjeros por los del país, intento que no debió ser muy fecundo y práctico, cuando á los siete años baj o, la presidencia de Bulnes, el Ministro de Relaciones Exteriores Sr. Sanfuentes encomendaba al enviado ex– traordinario en Roma Sr. R. L. Irarrázaval traer nue– vos misioneros extranjeros, q~e fueron los Capuchinos. No cabe la menor duda de que tanto los Prefectos Apostólicos Franciscanos de Chillán, como, posteriormen– te, los Superiores del colegio de Castro en Chiloé, se esforzarían por justificar la confianza del Gobierno y formar los noviciados y coristados que se esperaban de 1) e La Provincia eclesi:'lstica chilena» C. XIX., X. o I , púg. 214.

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