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l,' UNDACIÓN DE CONVEN'l'OS 1851-1859 135 ·emocionados los aclamaban, se confesaban y pedían arrodillados que se quedaran entre ellos, envidiando la sHerte de los chilenos á quienes iban destinados; y ver– da<leramente, aquellos pobres campesinos de la inmensa pampa estaban tan abandonados que bien necesitaban -quien fomentara su fe religiosa )) . ( r ) Lo mismo observaba la citada Revista Católica, invi– ·tando al pueblo de la capital á recibir solemnemente á los Padres Capuchinos: "no tardarán, decía, en arribar á Chile los Padres Capuchinos : su llegada será un acon– te.c lmiento importante que debe llenar de consuelo á los .amantes del progreso religioso en nuestra patria. , Esperamos que los habitantes de la capital de Chile 110 se manifestarán menos entusiastas y generosos con es tos dignos hijos de San Francisco que los de Monte– video y Córdoba ». ~ ada sabemos en concreto del recibimiento que se ·hizo á los mlsioneros, aunque bien puede conje turarse por las disposiciones del público. Lo que sí consta en los citados apuntes, es que se les tenía preparado aloja– miento en el conven to de la Recoleta Franciscana donde ·el Rdo. P. Francisco Pacheoo O. M. O. guardián de .aquello ferv orosa Comunidad los recibió con fraternal -ca1-iño y los hospedó durante más de un mes prodigán– <loles toda suerte de atenciones, hasta que el P. Prefecto, cediendo á reiterados ofrecimientos de algunos bienhe– •chores, consintió en que algunos padres se hospedaran ·en casa de don Vicente Larraín Espinosa, caballero ca– 'tólico y admirador de los Capuchinos, á quienes, al poco tiempo, cedió en su amplia casa y quinta habitaciones (1) .trchivo ele San tiago. Leg. I, púg. 27-:lS.
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