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134 J\lISIONES DE LOS PP. C APUCHINO S sagran á ella, ese ejemplar vivo de abnegación y pobre– za; finalmente que los pobres fueran evangelizados por após toles que se distinguen por el rigor de su voluntaria pobreza» . Tan favorable concepto merecieron aquellos primeros hermanos nuestros en el ánimo de la sociedad chilena. La misma saludable impresión de asombro y santa edificación , que en Santiago había producido el trato con el Padre Prefecto y su compañero, y en cuantos en las regiones australes habían tratado á los misioneros, se produjo en los pueblos y ciudades por donde pasó la segunda y más numerosa expedición en su camino desde Montevideo á Santiago; pues el viaje se hizo por la cor– dillera, según las notas del autor de los apuntes ya citados . « Hicieron , dice, el viaje, por etapas, deteniéndose en los pueblos del trayecto, en los que daban misiones con espléndidos resultados; los cristianos en ternecidos y comunicación de carácter universal :'L todos los Superiores Gene– rales de Ordenes Religiosas, fechada en Homa el 12 ele Abril de 1~51, en la que f'e preceptuaba rigurosamente el restablecimiento de la vida común. Con este motivo el Señor Valdivieso recibió otra nueva delega– ción ele la Sagrada Congregación, para aplicar aquellas Llisposiciu– ne:- en los conventoe ele Chile donde no estuviera en vigor la vida común; así consta de la carta del Protonotario Apostólico Andres 11izarri al Señor Valdivieso en 15 de Junio de 18.jl. Entonces es cuando el Arzobispo de S:rntiago puso manos :·L la obra, dirigiendo una detallada comunicación á los Superiores Pro– Yinciales de las cuatro Ordenes existentes en el país, fechada el 24 de Agosto del año 1852. Encontró gruyes dificultades; pero la buena disposición de la mayor parte de los religiosos y Superiores le ayudaron á allanarla;; y conseguir, en parte , la reforma tan deseada.
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