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132 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHiNOS yo; y esto no mas que por ser Prefecto en una Repúbli– ca tan querida de Pío IX ( I ) . » Las Provincias que ofrecieron el contingente de aque– llos celosos apóstoles fueron la de La Marca, Venecia, Toscana y Génova, formando un total de cuarenta, entre sacerdotes y hermanos legos, número halagador para el activo Prefecto, que veía en él garantizado el éxito de su importante empresa, pero evidentemente excesivo por el momento; mas el hombre que había de ocuparlos no era de los que retniceden ante las dificultades: perseguía un ideal salvador, a su juicio, de los infieles que se le habían con fi ado, y así, sin perder tiempo, aprontó lo in– dispensable para la travesía; hizo pasar á Francia un grupo que debía embarcarse en un vapor italiano de g ue– rra, que salía con rumbo á la América del Sur; y con los restantes se hizo á la mar en el puerto de Génova, par– tiendo directamen te á Mon tevideo, donde, de:;pués de larga y penosa travesía, se reunieron todos , casi en los mismos días á principios del afio I 8 S 3. Grande fué la aleg ría que produjeron en Santiago las noticias comunicadas desde Génova por el P. Prefecto á los principales bienhechores de la Orden Capuchina, como puede conje turarse por los conceptos enfáticamen– te expresados en una publicación mensual , órgano del clero, y redactada por los más distinguidos sacerdotes y católicos de Santiago ( 2). Después de hacer el paralelo de la sociedad antigua y de la moderna relativamente á la disolución de cos- (1) Vergara Antúnez. Vida y obras del señor Valdivieso: T . I, c. XVI II, pilg. -1-Wi'. (:2) La Ilc\'ista Católica, N.o 2~5, No.-iembre de 1852.

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